¿Cuáles son tus derechos digitales en el metaverso?

El metaverso y los derechos de los usuarios

El metaverso es un concepto complicado tanto para los consumidores como para las empresas. Por un lado, el desarrollo con éxito del metaverso podría tener beneficios increíbles. Podría derribar muros entre comunidades, mejorar la colaboración y la comunicación, y transformar la forma en que interactuamos.

Por otro lado, el metaverso plantea una serie de nuevas cuestiones sobre cómo pueden preservarse los derechos humanos y corporativos en un espacio descentralizado y en constante evolución.

Desde que las Naciones Unidas introdujeron la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” hace más de 7 décadas, el mundo sigue sin llegar a un acuerdo global sobre qué derechos deben reconocerse a los seres humanos.
Aunque la mayoría estamos de acuerdo en los “abusos” más extremos de los derechos humanos, como la esclavitud y la explotación económica, los grupos discuten constantemente sobre cómo deben vigilarse las acciones de los seres humanos y cuánta libertad debemos tener en diferentes situaciones.

El metaverso hará que preservar y definir los derechos humanos sea aún más complejo, en un mundo en el que estamos representados por nuestras “identidades” y avatares digitales. Por ello, los grupos mundiales aún no han definido ningún conjunto claro de leyes, reglamentos o directrices para la vida en el metaverso.

Definición de los Derechos Humanos en la Era Digital

Los derechos humanos han tenido durante mucho tiempo una relación problemática con el panorama digital. Los derechos fundamentales que tenemos como seres humanos en el mundo real no siempre son respetados por las normas y directrices del entorno digital.

Por ejemplo, en el mundo físico, la gente de muchos países del mundo considera que la “libertad de expresión” es un derecho humano. Sin embargo, permitir que la gente diga y haga lo que quiera en Internet puede dar lugar a multitud de problemas, desde el ciberacoso al abuso digital.

Por ello, muchas empresas responsables de moderar las comunidades online que preceden al metaverso han empezado a infringir la “libertad de expresión”. Empresas de medios sociales como Facebook e Instagram moderan sistemáticamente lo que se dice en Internet en busca de indicios de odio y abuso. Esto protege simultáneamente a los usuarios de la discriminación y el daño en línea, al tiempo que impide a otros el acceso a lo que consideran sus libertades fundamentales.

Para “proteger” a los usuarios, las empresas del mundo digital responsables de crear aplicaciones y sitios web también necesitan recopilar datos. La recopilación de cantidades excesivas de datos ha sido problemática en el pasado, ya que ha vulnerado una vez más nuestro derecho humano a la intimidad.

El metaverso, como entorno “descentralizado” de Internet, tiene el potencial de potenciar ciertos derechos y perjudicar otros. Creando una nueva serie de retos que los reguladores deben tener en cuenta.

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El problema de los derechos digitales en el metaverso

Existen varios problemas con la normalización de los derechos digitales en el metaverso, tal y como está planteada en la actualidad. En primer lugar, cabe señalar que cada “metaverso” creado se regirá por las normas aplicadas por los desarrolladores y creadores de contenidos digitales. Por ejemplo, un avatar en un entorno de RV no puede caminar, moverse o hablar con otro usuario sin que un desarrollador se lo permita primero.

Dependiendo de cómo evolucione el metaverso, el nivel de autonomía de las personas en este entorno podría variar drásticamente. El Metaverso no es un espacio digital individual, sino una colección de experiencias descentralizadas de gran alcance construidas por individuos y empresas. Como tal, existe la posibilidad de que cada “iteración” del metaverso tenga su propio enfoque de la gestión de los derechos humanos, la autonomía y el control del consumidor.

Aunque el metaverso pretende ser una tecnología de la Web 3.0, que devuelve el control a los consumidores de contenidos a un cierto nivel, esto no significa que no vaya a haber normas.

Cada experiencia “metaversa” tendrá que determinar exactamente cómo podrán actuar los consumidores y qué podrán hacer en cada entorno digital. Esto puede dar lugar a mucha incoherencia en lo que se refiere a los derechos digitales.

Por no mencionar que el aspecto de “descentralización” del metaverso también traerá consigo un mayor anonimato para las personas que experimenten con la red. Mayores niveles de anonimato en prácticamente cualquier entorno pueden a menudo generar nuevas oportunidades para el abuso sin rostro y el comportamiento inapropiado.

Ya se han publicado informes de usuarios del metaverso quejándose de actos de violencia sexual, incitación al odio y contenido gráfico. Dado que el metaverso permite a la gente ser “quien quiera ser” en Internet, es muy difícil que actos como éstos puedan ser vigilados eficazmente. De hecho, a muchos expertos les preocupa que el metaverso pueda allanar el camino a una nueva era de delincuencia digital.

¿Cómo serán los derechos digitales en el metaverso?

Los derechos digitales en el metaverso aún no se han establecido plenamente. Para garantizar que todo el mundo tenga una experiencia igualitaria y positiva en un entorno digital, tendremos que implantar nuevos niveles de normalización, basados en una comprensión compartida de qué derechos deben preservarse en el entorno digital, y cuáles ya no son apropiados.

Ya se están reuniendo grupos para debatir las posibles leyes que habrá que aplicar en el metaverso para proteger los derechos digitales. En la actualidad, estas conversaciones giran principalmente en torno a conceptos como la ley de derechos de autor, la ley de propiedad intelectual, la ley de contratos y la “ley de responsabilidad civil”. Sin embargo, aún queda mucho por resolver.

Tendremos que determinar hasta qué punto se permitirá realmente el anonimato de las personas dentro del metaverso, y cuándo no debe permitirse el anonimato para proteger los derechos de los demás. Los expertos tendrán que reflexionar sobre cuánta libertad debe tener realmente la gente a la hora de compartir contenidos e interactuar con otros en línea, y qué medidas deben aplicarse para proteger a personas de distintas edades y procedencias en el metaverso.

A primera vista, el metaverso promete ser un entorno de auténtica libertad digital. Un entorno en el que podemos ser quienes queramos ser, interactuar con comunidades de todo el mundo y recorrer el mundo virtual como nunca antes. Pero este nuevo mundo no puede carecer por completo de reglas.

Para proteger tanto los derechos digitales como los derechos humanos, habrá que aplicar estrategias para vigilar el metaverso y proteger a las personas que viven en él.

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